Movimientos que no llegaron a la política
En la sociedad democrática, se entiende que la política es el arma a esgrimir cuando se quiere reivindicar algún derecho o denunciar algún abuso o discriminación. Claro que, como la andadura del estado de derecho no es tan larga todavía, algunos colectivos tuvieron que ejercer cierta violencia (y no sólo verbal, sino también física) para que sus voces fueran escuchadas; sin defender las manifestaciones violentas, digamos que no tuvieron otra alternativa para hacerse oír.
Y uno de estos colectivos ha sido el de las feministas, que empezó como un grupo de mujeres condenadas al ostracismo en su época, ya que se consideraba que querían destrozar los cimientos de la sociedad (sobre todo occidental) al querer salir de su rol tradicional en el ámbito doméstico y pedir igualdad con los hombres. Pero pasaron de ser cuatro revolucionarias a las que se consideraba raras e inadaptadas a realmente cambiar el mundo provocar una revolución que nadie esperaba, y que costo muchas sangre, sudor y lágrimas.
Las abuelas feministas que aún tenemos el privilegio de conocer y de escuchar sus relatos, cuentas historias que verdaderamente hoy nos parece imposible que pasen; pero, por desgracia, estamos hablando de acontecimientos que aún no han cumplido un año de vida y, además, no podemos decir que la misión del movimiento feministas haya acabado, por supuesto. Todavía asistimos a diario a escenas de degradación y discriminación de la mujer, y es que la sociedad tiene muy arraigado el machismo, y será difícil destruirlo de raíz. Pero como dicen por ahí, no se gana ninguna batalla sin lucha, ¿no es verdad?
Lo mejor del caso es que gracias a estas antiguas feministas, hoy tenemos una nueva generación de mujeres más fuertes, más seguras, y mucho más conscientes de sus derechos. Y con esto no me refiero solamente a las chicas jóvenes, sino también a las maduras e incluso a nuestras abuelas xxx, que seguramente no imaginaban que su vejez iba a ser como lo es en la actualidad, pensando que emularían a sus antepasadas ancianas cuando a ellas les tocara el turno. Las jubiladas actuales, por suerte, no tienen nada que ver con las de hace treinta años, ni con las de cincuenta, ni mucho menos con las de hace 100… Por suerte, ni su estado físico ni psíquico es para nada como el de antes, y es una alegría que el llegar a la edad madura ya no provoque la ansiedad de antes, pensando que cumplir 40 años era sinónimo de irse al asilo… nada de eso. Y de hecho, casi podría decirse que las mujeres maduras de ahora son mucho más atractivas en ocasiones que las jovencitas, manteniéndose en forma durante muchos años… lo que es un subidón de autoestima increíble.
El feminismo, como digo, es algo que todavía está muy vigente entre nosotros, y que pese a todos sus logros, aún tiene muchas más ambiciones que conseguir en nuestra sociedad. Sí, es cierto que muchos son los partidos políticos que se dan golpes de pecho y que dicen tener fundamentos feministas, sólo que es algo difícil de creer cuando la gran mayoría de sus dirigentes son hombres… digamos que, cuando menos, las cosas andan despacio en estas circunstancias. Sin embargo, sabemos que la defensa de la mujer y sus derechos están ahí, al menos se han hecho de notar.
Aunque algunos lo debaten, muchos afirman que en 2012 comenzó una cuarta ola de feminismo, con un enfoque en el acoso sexual, el pudor corporal y la cultura de la violación, entre otros temas. Un componente clave fue el uso de las redes sociales para resaltar y abordar estas preocupaciones. Ha nacido un nuevo tipo de feministas, sin duda alguna, pero el espíritu de las que fueron, aún no nos ha abandonado.